Casal de verano

Llega el verano y los comentarios más recurrentes a las puertas de las escuelas es que rápido ha pasado el tiempo, que el curso ya se acaba y la busca de casales donde traer los niños durante las vacaciones, debido a la falta de conciliación familiar.

No podemos olvidar que los niños también necesitan desconectar, necesitan descansar y necesitan recargar pilas. Cómo absolutamente todo el mundo.

Con esto no quiero decir que tenemos que permitir que se pasen los tres meses estivales sin salir de casa. Nada más lejos de la realidad. Tienen que correr, saltar, jugar, divertirse, relacionarse, reír, incluso hacerse daño y pelearse. Tienen que cambiar el chip, “olvidarse” de la escuela sin dejar de aprender. Y aquí entran una de las mejores opciones por estas semanas donde las vacaciones de los niños no coinciden con las de los padres y madres: los casales de verano.

Los casales de verano ofrece a los niños la posibilidad de realizar actividades de ocio cerca de su entorno habitual (escuela, barrio, municipio,…) en una época del año especial y llena de recursos con el objetivo que los niños logren unos aprendizajes que los acompañen en su desarrollo como persona a partir de las mismas actividades y vivencias.

Los niños podrán aprender a cooperar, a socializarse, a mejorar su comunicación, a crear, a participar, a mantener su cuerpo activo y su mente inquieta. Todo sin abandonar el espíritu lúdico y divertido que tiene que caracterizar el verano y que los permitirá, a la vez que descansan y desconectan mentalmente, no dejar de evolucionar como personas.

No cometemos el error de pensar que el único aprendizaje es el que se hace en la escuela. Los niños aprenden en todas partes y tenemos que saber combinar todas estas enseñanzas. En nuestra mano está poder ofrecer a nuestros niños y niñas un verano donde su formación no se pare o, como mínimo, no vaya a un ritmo más lento del que podríamos conseguir. Les tenemos que dar la opción de completar su evolución con actividades cognitivas, sociales y deportivas. Esto son los casales.

Los niños y niñas que participan a los casales de verano, hacen un paréntesis en la relación que tienen con su grupo habitual durante el curso y se integran en uno de diferente, donde muchas veces ni siquiera conocen ninguno otro niño o niña. Se trata de un esfuerzo para generar nuevas relaciones dentro de un grupo de gente nueva, que obliga a dejarse conocer y a descubrir nuevos compañeros y compañeras. Por este motivo, los casales de verano son oportunidades magníficas para establecer relaciones y vínculos con nuevos amigos, aprender de ellos y tener nuevas experiencias fuera de sus entornos habituales.